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PLANTAS CON OLOR

 

Por Jaime Gila Marazuela - Naturalista

 

Una de las cualidades que podemos encontrar en las plantas, a la que no siempre prestamos mucha atención, es el olor. Olor que puede tener la misión de atraer a los insectos polinizadores, de rechazar a los herbívoros o cualquier otra finalidad que ni siquiera conocemos. Incluso en guías botánicas y otras publicaciones de prestigio es un aspecto al que, a veces incomprensiblemente, se presta poca atención, cuando con no poca frecuencia es un detalle que puede resultarnos interesante como ayuda para identificar alguna especie.

Por esta cualidad muchas plantas son objeto de cultivo y bien conocidas entre los aficionados a la jardinería. Pero no son pocas las especies silvestres que, a poco que nos fijemos, veremos que poseen olores muy apreciables y característicos. A veces es fácil encontrar una referencia con la que comparar estos olores, pero en otras ocasiones percibimos aromas peculiares difíciles de definir. Sin una referencia clara, apenas podremos ir más allá de manifestar si el olor nos resulta agradable o desagradable. Y las percepciones al respecto son muy subjetivas.

Nos proponemos aquí acercarnos a algunas de las plantas que tenemos en nuestro entorno, algunas muy frecuentes y otras algo más escasas, poniendo el acento en el sentido del olfato. Con la esperanza de que las limitadas y, por supuesto, también discutibles “descripciones” de aromas que ofrecemos, os puedan resultar de utilidad.

La mayoría de las que conocemos como plantas aromáticas pertenecen a la familia de las labiadas. En general son plantas glandulosas, ricas en aceites esenciales aromáticos. Los pétalos de las flores están soldados en forma de tubo rematado en dos labios, superior e inferior. A muchas de estas especies se les viene dando tradicionalmente diversas utilidades: en cocina, como condimento y conservante, en perfumería, o en medicina popular con muy numerosas aplicaciones (para el tratamiento de diferentes afecciones de las vías respiratorias, como vulneraria para tratamiento de los golpes, heridas, picaduras, mordeduras, como febrífugas, estimulantes, digestivas, antidiarréicas y un largo etcétera.

Entre estas labiadas encontramos los muy conocidos tomillos, cuyo olor nos resulta bastante familiar. Thymus zygis (tomillo salsero) es una matita leñosa en la base, muy olorosa. Los cilios de la parte basal de las hojas nos sirven para identificarlo con seguridad. Vive sobre todo en suelos calizos, pero no desdeña los terrenos silíceos. Otras plantas aromáticas, de fragancia fuerte y agradable, que aparecen abundantemente en páramos calizos son Salvia lavandulifolia (salvia) y Lavandula latifolia (espliego).

 

Thymus mastichina

Muy conocido también es Rosmarinus officinale (romero), arbusto de ambiente mediterráneo verde todo el año, empleado frecuentemente en jardinería y cultivado antiguamente como planta melífera. En Segovia se puede encontrar naturalizado de manera muy puntual. Y en bosques algo frescos, no muy abundante, se presenta el también muy conocido Origanum vulgare (orégano) , muy apreciado sobre todo como condimento. Entre las labiadas se sitúan las mentas, apreciadas

Mentha longifolia

por sus propiedades digestivas. Crecen en bordes de cursos de agua, manantiales, praderas húmedas y zonas encharcadizas. Se caracterizan por su olor mentolado, más o menos fino según la especie. Mentha aquatica (t e de vega, hierba buena, menta de agua) es una planta vellosa con inflorescencias en ramillete terminal globular y con olor a menta agradable e intenso. Mentha pulegium (poleo) es la menta más popular en nuestra zona, de olor intenso, tomada tradicionalmente en infusión por sus propiedades digestivas.

Puede presentar tallos tendidos o ascendentes e inflorescencias en numerosos verticilos compactos y redondeados. Otras mentas frecuentes de olor menos aromático son Mentha longifolia (menta de caballo) , reconocible por sus hojas tomentosas y plateadas de dientes agudos y sus inflorescencias alargadas y Mentha suaveolens (mastranzo, menta de burro) , planta muy pelosa, de hojas rugosas y olor mentolado agradable al principio, menos agradable cuando es muy intenso. Otra planta de olor fuerte y también algo mentolado es Nepeta cataria (menta de gatos) , erecta, muy ramificada y propia de zonas de ribera algo nitrificadas.

Melissa officinalis (toronjil, limonera, melisa) es una planta vivaz, muy ramificada, con tallos vellosos y flores blancas o rosadas en verticilos unilaterales. Las hojas, ovales, pecioladas y dentadas, tienen un olor intenso a limón. Es natural del Mediterráneo oriental y Asia Menor. Fue bastante cultivada en nuestra zona, apreciada como planta medicinal (calmante, digestiva, vulneraria, contra la gota, el reumatismo, etc.) y como condimento y actualmente aparece asilvestrada en antiguas huertas y zonas próximas. En algunos lugares del Norte y Noroeste de la península

Melittis melissophyllum

se empleaba para facilitar la entrada de las abejas en la colmena,restregando el interior de la misma con hojas frescas (uso recogido por Emilio Blanco).También con agradable olor a limón, más intenso a medida que se va secando encontramos Melittis melissophyllum (toronjil silvestre, melisa bastarda). Propia de robledales frescos, en la Sierra de Guadarrama aparece en el piso supramediterráneo. Presenta grandes flores rosadas y blancas, en verticilos. Se ha empleado como ambientador natural en majadas de pastores.

Teucrium scordium

Otras labiadas resultan menos aromáticas. Teucrium scordium es una planta de hojas suavemente vellosas, dentadas y sentadas, que crece en las orillas de los ríos y otros suelos temporalmente encharcados. Sus hojas despiden un claro olor a ajo al ser frotadas. Ballota nigra (ortiga fétida, marrubio rojo) , planta vivaz, pubescente, ruderal, es de olor desagradable. La amplia familia de las compuestas incluye también algunas especies interesantes desde el punto de vista que nos ocupa. Se caracterizan las plantas de esta familia por sus

Ballota nigra

Chamaemelum nobile

inflorescencias formadas por una agrupación de flores diminutas que en conjunto adquieren el aspecto de una sola flor.Chamaemelum nobile (manzanilla) es quizá la más popular entre ellas en nuestra zona, con un olor penetrante y agradable bien conocido. Planta vivaz, vellosa, crece en prados y bordes de caminos con cierta humedad. Es muy popular su uso medicinal como digestivo o en afecciones de los ojos como la conjuntivitis y contra las lombrices intestinales (vermífugo). Son frecuentes también otras especies parecidas, de identificación en

ocasiones dificultosa, pertenecientes a géneros como Anthemis, Anacyclus, Chamaemelum, etc.(muchas de ellas popularmente conocidas como “gamarzas”),de suave y agradable olor a manzanilla.Entre ellas señalaremos Leucanthemopsis pulverulenta, planta vivaz de base semileñosa, con varios tallos rematados por un capítulo, flósculos amarillos y lígulas blancas con la base amarilla. Aunque poco citada, es muy abundante en nuestros pinares arenosos. Chamomilla suaveolens (camomila), originaria de Asia aunque naturalizada desde antiguo, es propia de cunetas, baldíos y otros terrenos alterados y se distingue sobre todo por sus capítulos florales sin lígulas. Es planta con olor intenso, semejante a la manzanilla, que también se usa como digestiva.

Especie asimismo bien conocida popularmente como digestiva, que se toma en infusión (hojas y flores), es Jasonia glutinosa (te de roca) , planta vivaz a través de un rizoma leñoso, rupícola en terrenos calizos, de tacto viscoso y con un aroma muy característico.

El género Helichrysum tiene dos representantes frecuentes, matas de base leñosa con tallos erectos rematados por capítulos de flores amarillas. Helichrysum stoechas (perpetua, siempreviva, manzanilla real) aparece en suelos calizos y presenta las flores en forma de “copa de cognac”. Helichrysum italicum (tomillo yesquero, manzanilla bastarda)es frecuente en los arenales de nuestra Tierra de Pinares y las flores tienen forma de “copa de fino”. Ambas desprenden un olor parecido, a “curry” cuando se frotan (según otras opiniones, a regaliz

Helichrysum italicum

Achillea millefolium

o a vino de Oporto añejo). Otro aroma característico es el de las representantes el género Achillea. Achillea millefolium (milenrama, hierba del golpe) crece en pastos algo húmedos y tiene tallos erectos, hojas 2-3 veces divididas en segmentos cortos y flores reunidas en cabezuelas que se agrupan en umbelas terminales. Algo más tomentosa, de menor porte, con las hojas más pequeñas y de olor más intenso es Achillea odorata, frecuente en encinares y sabinares calcícolas. Achillea filipendulina (milenrama dorada,
aquilea amarilla) es una planta asilvestrada, originaria del Cáucaso, cada vez más abundante, principalmente en bordes de carreteras y caminos y de olor mucho más fuerte que las anteriores. Tanacetum vulgare (Santa Teresita, hierba lombriguera, tanaceto) presenta hojas pinnadas y dentadas y flores amarillas reunidas en corimbos, sin lígulas. Es muy aromática, con olor a limón, aunque algo jabonoso. Cultivada desde antiguo como adorno y por su buen olor y empleada también como insecticida y contra los parásitos del aparato digestivo y naturalizada en algunos puntos. Artemisia absinthium (ajenjo) es otra compuesta, de hábitat ruderal, muy olorosa y de sabor muy amargo. Tiene propiedades digestivas y aperitivas: provoca el apetito (su nombre en alemán es wermut ). Su consumo excesivo puede provocar trastornos nerviosos. Se emplea en la elaboración del licor conocido como ajenjo.

Incluiremos también algunas umbelíferas en esta lista de plantas olorosas. Las plantas de esta familia son reconocibles por su inflorescencia en umbela, de superficie más o menos plana y forma de paraguas, con varios radios que parten del mismo punto. Entre ellas Foeniculum vulgare (hinojo) es una de la más conocidas, de olor anisado agradable y penetrante. La hojas, aromáticas, muy divididas, con lóbulos filiformes, se han usado como condimento y verdura desde antiguo. Los frutos, por su característico sabor a anís, en repostería, como especia o en la fabricación de licores. Se presenta sobre todo en bordes de caminos y carreteras. Con olor nítidamente anisado encontramos también S candix Australis (anisetes, hierba del anís), especie con umbelas sencillas de flores blancas, hojas divididas en segmentos lineares y porte mucho más modesto. Muy frecuente en zonas de ribera, prados o cunetas nitrificados y con cierta humedad es Conium maculatum (cicuta, perejil lobuno) , de olor fuerte y desagradable que ha sido descrito como de “orina de ratón”. Es muy venenosa, en especial las semillas, por la presencia del alcaloide “coniina”. Margotia gummífera (margotia) es otra umbelífera de tallos robustos y erectos, con hojas basales ovaladas y 3 o 4 veces divididas e inflorescencia compuesta por varias umbelas, que aparece en suelos silíceos y presenta un fuerte olor a resina.

Entre las leguminosas podemos encontrar Bituminaria bituminosa [=Psoralea b.] (trébol hediondo, higueruela) en linderos y claros de bosque, más abundante en suelo calizo. Sus hojas, que recuerdan a las del trébol, contienen una esencia densa, responsable del fuerte olor a alquitrán que despiden cuando se frotan. Se le reconocen virtudes vulnerarias, para cicatrizar heridas. Cytisus balansae [=C. oromediterraneus =C. purgans] (piorno) es muy común en la Sierra de Guadarrama, en el piso supraforestal y en el sotobosque de la zona alta del pinar. Es una mata muy densa y ramificada, de porte semiesférico. En plena floración sus flores amariposadas amarillas desprenden un aroma intenso y empalagoso parecido al de la miel o a vainilla.

Bastante familiares nos resultan algunos arbustos olorosos, pertenecientes a diversas familias botánicas, entre ellos Sambucus nigra (saúco), un arbusto o pequeño árbol de hojas compuestas y flores blancas dispuestas en umbelas. Tiene un fuerte y característico aroma, algo desagradable sobre todo en las hojas y la corteza. La flor, en infusión, se empleaba contra los catarros y contra las inflamaciones. Hojas, flores, frutos y corteza tienen propiedades purgantes. Sambucus ebulus (yezgo, borrachera) es planta vivaz, de tallos erectos anuales con inflorescencias compuestas formadas por pequeñas flores blancas. Se cría en bordes de caminos y sitios algo húmedos. Toda la planta es maloliente. Los frutos son tóxicos. Se ha usado como planta tintórea (los frutos) y antiparasitaria. Bien conocido es Crataegus monogyna (majuelo, espino albar), arbusto espinoso que puede alcanzar un porte de árbol y una gran longevidad, con hojas lobuladas en su mitad anterior, flores blancas muy fragantes, sobre todo los primeros días de floración, después de olor desagradable y frutos comestibles, aunque insípidos. Se le reconocen propiedades medicinales: las hojas se consideran estimulante cardíaco y las flores, sedantes. Ambas se pueden consumir en infusión. El majuelo se ha usado también como patrón para injertar frutales, como el peral.

En las riberas de nuestros ríos abundan otras especies olorosas. Ligustrum vulgare (aligustre) es un arbusto cuya hoja puede permanecer verde en invierno, con flores blancas de aroma fuerte y dulzón en racimos terminales. Los frutos son tóxicos y proporcionan un colorante negro. El tallo y las hojas de Alliaria petiolata (ajera, aliaria) huelen a ajo al ser frotados o machacados. Humulus lupulus (lúpulo) es una planta dioica, trepadora, de hojas grandes y hendidas con 3-5 lóbulos dentados y puntiagudos. Las inflorescencias

Humulus lupulus

Iris foetidissima

femeninas forman una especie de piñas colgantes con brácteas anchas imbricadas y glandulosas que huelen a cerveza. Se emplean para aromatizar esta bebida y ayudar a conservarla. Además tienen propiedades sedantes y son usadas en algunos lugares de Inglaterra para rellenar las almohadas, como remedio contra el insomnio. En zonas umbrías de estos bosques de galería aparece Iris foetidissima (lirio hediondo, espátula fétida), con abundantes hojas perennes en forma de espada que despiden un olor desagradable cuando se frotan.
Es una planta venenosa para el ganado. Con mayor querencia por suelos pedregosos y soleados, de preferencia calizos, podemos encontrar otras especies. Plantago sempervirens (zaragatona mayor) es un arbustillo leñoso en la base, con numerosas ramillas, abundante aunque puede pasar bastante desapercibido, con olor fuerte y penetrante a caucho en fresco. Ruta montana (ruda) presenta las hojas divididas en segmentos estrechamente linear lanceolados y las flores en grupos terminales densos y un aroma muy fuerte y peculiar, desagradable.

Plantago sempervivens

Juniperus thurifera

Tuvo una relativa importancia, ya perdida, en medicina popular, sobre todo como emenagoga (para regular las menstruaciones). Juniperus thurifera (enebro, sabina) es una cupresácea que se desarrolla preferentemente en zonas calizas de clima continental, de condiciones muy extremas. Presenta una copa densa, corteza grisácea agrietada y hojas escuamiformes. En este caso es su madera la que resulta muy aromática, de olor resinoso agradable, ya que contiene más de una veintena de compuestos aromáticos, de aplicación en perfumería

o farmacia. Las propiedades medicinales de estos aceites esenciales, como cicatrizantes o para el tratamiento de enfermedades bronquiales o problemas de la piel, ya fueron conocidas por los curanderos celtas.

Thurifera significa productora de incienso: su resina de olor penetrante molida se utilizaba, quemada sobre ascuas, como incienso en las iglesias. En Cuéllar existieron artesanos productores de “incienso del país” hasta el siglo XIX. Otro uso tradicional eran los sahumerios: el humo producido por la quema de la resina o la madera era un medio para desinfectar y purificar el ambiente, en las habitaciones de los enfermos, los funerales o en toda una localidad. La madera, dura y resistente, ha sido muy apreciada para múltiples usos: postes, vigas, cabrios, puertas y otros elementos en la construcción, ebanistería, escultura e imaginería religiosa, construcción de instrumentos musicales (rabeles, castañuelas…), piquetes de cercas, postes de tendidos eléctricos, ejes de norias, etc. Taquitos de madera o astillas se usaban también en los armarios para dar buen olor a la ropa o contra la polilla. En Segovia siempre se ha conocido como enebro.

 

Texto y Fotografías: Jaime Gila Marazuela